jueves, 15 de marzo de 2007

un cambio de cultura

A modo de opinión personal es increíble que existan tipos de violencia relacionados específicamente con construcciones sociales como lo es el género. De esta forma debemos entender que existe una clara diferencia entre el sexo y el género, a saber: el sexo es una condición biológica (se nace macho o hembra) y el género es una construcción social que determina cómo ese o esa individuo o "individua" se relaciona con la sociedad de acuerdo a unos parámetros que ésta última establece (recordemos que palabras más palabras menos nos habla así Simone de Beauvoir) . Estos son definibles desde muchas formas: el derecho, las relaciones sociales y culturales, la academia, la religión y otros factores. Pero lo tristemente doloroso es que hayan métodos de agresión que sólo hasta ahora, o más bien hasta hace pocas décadas, hayan empezado a ser rechazados socialmente y que se relacionen con esas formas que nos han creado factores externos para poder relacionarnos. Es muy sencillo: todo quien se salga de un determinado estereotipo merece ser agredido (o eso es lo que en nuestro pasado cultural se nos enseñaba y hoy estamos aprendiendo a rechazar). Estamos hablando de violencias y agresiones conyugales y contra la población LGTB (Lesbianas, Gays, Transformistas y Bisexuales), porque una cosa es que en la Biblia Dios Padre nos señale que las relaciones homosexuales son contrarias al sistema reproductivo (ojo que aquí no estoy asimilando las relaciones de pareja con un fin exclusivamente reproductivo) que Él mismo ha creado, y otra que sea válida la agresión contra la población LGTB, de un lado; por el otro, no existe ningún justificante que sea válido para agredir a una mujer que es compañera, amante, esposa, madre de los hijos, nunca hay una justificante que sea plenamente válid, y menos para las violaciones y otras agresiones sexuales. Es necesario un cambio cultural que consista en la plena eliminación de toda violencia de género, ya que la violencia podría tomarse como un acto que ejerce todo quien se considera dueño o busca la represión de un contrario, y en cuanto nos referimos a personas humanas, no es dable pensar en contrarios porque es pensar en una única forma de asumir la realidad para toda la humanidad, e igual tampoco podemos hablar de dueños de seres humanos. Entonces la invitación es a asumir un cambio cultural válido que elimine la violencia de género, y valdría la pena recordar a Bebe: "Malo, malo, malo eres, no se daña a quien se quiere,no..."